La crisis de salud que vive México se explica por una causa común a muchos problemas: la irresponsabilidad e ineficiencia del Estado. Si analizamos la trayectoria del brote de influenza porcina resalta una sucesión de errores y omisiones de los gobiernos, que plantean la urgencia de contar con un Estado manejado por profesionales y no por aprendices de brujo. Un caso en Veracruz, municipio de Perote, ilustra el problema. Entre enero y marzo, la mitad de la población cayó víctima de la influenza y murieron dos niños. El inusual brote fue ocultado, y solo se supo gracias a la prensa. La nota permitió a un grupo de alertas epidemiológicas avisar el 3 de abril a la OMS de que algo pasaba en México. El Gobierno acusó a la empresa de irresponsable por no avisar al Presidente. ¿No será más irresponsable el Gobierno de Veracruz, que desde febrero sabía de la emergencia? La razón del ocultamiento es que la población ha denunciado la presencia de males respiratorios desde que en 2005 se instaló una gigantesca granja de cría de cerdos de la empresa Carroll. Grupos de ciudadanos lo denunciaron hace tres años y exigen el retiro de la planta. Pero el Gobierno, atento solo a la inversión, protege a la empresa y desoye a los pobladores que reciben amenazas y órdenes de prisión. Una ciudadana advirtió que había relación directa entre las emisiones de la granja y los cuadros clínicos. La empresa negó y logró dividir al pueblo. En marzo, un niño cuya muestra de sangre fue guardada y enviada a Canadá en el primer paquete de casos, resultó positivo. En Jalapa, el gobernador defendió a la empresa porcícola. Increíblemente, no hay ninguna investigación epidemiológica seria sobre La Gloria ni el niño. Nadie ha explicado por qué hay tantos casos en San Luis Potosí ni tenemos información sobre las víctimas. En Oaxaca, donde se localizó el primer caso, corren rumores de contagio a personal médico. Esto habla de la inexistencia de infraestructura para el diagnóstico, a pesar que hay una alta probabilidad global de una epidemia mortal No se tienen los laboratorios adecuados y hace años se abandonó el desarrollo de plantas de vacunas en México, lo cual nos hace depender de abastecedores extranjeros. Nuestros políticos ven en la emergencia la oportunidad de aparecer más minutos en TV, mostrándose como campeones de la causa de la salud pública y apuestan a mostrar liderazgo en la emergencia, aprovechando el vacío que el Presidente deja en todos los problemas nacionales. La epidemia debe dejar de ser un show mediático para convertirse en una oportunidad de dotar al Estado de una capacidad efectiva de previsión, investigación y respuesta al menos en el campo de la salud pública.
El Universal, México, GDA
Increible..
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